jueves, 2 de diciembre de 2010

Región centro



Los municipios que conforman la región centro son los siguientes:






(1) Acatlán de Juárez

(2) Cuquío
(3) El Salto
(4) Guadalajara
(5) Ixtlahuacán de los Membrillos
(6) Ixtlahuacán del Río
(7) Juanacatlán
(8) San Cristobal de la Barranca
(9) Tlajomulco de Zúñiga
(10) Tlaquepaque
(11) Tonalá
(12) Villa Corona
(13) Zapopan
(14) Zapotlanejo




Una de sus costumbres muy populares es el Jarabe tapatio.







sus actividades económicas son : agricultura , ganadería , minería , artesanías e industrias .


sus tradiciones : romería , fiestas de octubre , día de muertos , charrería y el mariachi .

la gastronomía de la región centro es : pozole , tamales , birria y tortas ahogadas .

los personajes destacados fueron :
Eugenio zuñiga , Ismael aguayo , evorista briseña , pascual diaz , soledad orozco , Ignacio plascencia , Miguel loza , Juan José , José rivera , Ricardo lopez .

Algunas de sus leyendas son las sig. :

La apuesta
Se cuenta de un grupo de amigos que estudiaban Medicina en el Hospital Civil, un día uno de ellos hizo una apuesta con sus compañeros, entraría al Panteón de Belén a las ocho de la noche, hora en que, según la creencia, salían los muertos de sus sepulcros, y clavaría un clavo para constatar su presencia.
Dadas las ocho en el reloj, el joven brincó la barda con clavo y martillo camino hasta el fondo del panteón, y clavó el metal puntiagudo en la pared; sin embargo, al quererse retirar del lugar, notó que alguien o algo le detenía su saco, fue entonces que se llenó de pavor y horror a tal punto de perder la conciencia, sus compañeros le esperaron una hora y al notar que no llegaba entraron al panteón a ver lo que pasaba, hallaron a su compañero tendido en el suelo, con el saco sujeto a la pared con él, lo retiraron de allí y poco después despertó, pero ya estaba loco.
El rincón del diablo
El convento de Santa María de Gracia abarcaba por el oriente hasta el río San Juan de Dios, hoy calzada Independencia, por el norte hasta la calle Juan Manuel, por el poniente hasta Belén y por el sur hasta cruzar por Hidalgo; en una de sus largas paredes chocaba un angosto callejón tétrico y obscuro, llamado del “Ahorcado”, se le conocía por ese nombre porque ahí se colgó a un adúltero de apellido Lemus.
En la época virreinal este callejón era visto con horror por todos los habitantes de Guadalajara. Al tiempo se le comenzó a llamar Rincón del Diablo, por un suceso muy comentado que pasó en ese lugar.
En postrimerías del gobierno de la Real Audiencia en Guadalajara fue indispensable construir en la huerta del Convento de Dominicas un departamento precisamente frente a lo que después se llamó Rincón del Diablo.
Una pequeña ventana, en forma de aspillera, se abrió en la pared que cerraba el Callejón del Ahorcado y bajo ella quedaba la cama de la maestra de novicias, porque precisamente el departamento que se había hecho era para el noviciado.
En una noche en que ni la luna se atrevía a atisbar por aquellos tétricos sitios, se despertó alarmada la religiosa encargada de las novicias a causa de los gritos y blasfemias que se escapaban de aquel antro de tinieblas.
Como en ese momento la esquilita capuchina tocaba a maitines, a las 12 de la noche, la maestra del noviciado no pudo darse cabal cuenta de la tragedia que se desenvolvía en el ya repetido callejón; mas habiendo cesado la esquila de llamar a las religiosas, mediante una silla pudo la religiosa asomarse por la arpillera, bajándose violentamente, horrorizada, al ver que frente a la puerta de la casucha que ocupaba el rincón había una larga mesa con paño de tumba, donde cuatro velas negras sostenidas en cráneos humanos alumbraban a varias mujeres desmelenadas que, apurando en copas un brebaje misterioso, azotaban con recias disciplinas a un Santo Cristo de Marfil que, tendido sobre aquella triste y sacrílega mesa, parecía que con sus inconmovibles miradas suplicaba gracia y favor de aquellas brujas.
No pudiendo contenerse, la religiosa llamó a la abadesa que, alarmada y a pesar de sus años, trepó sobre la silla y al darse cuenta del sacrilegio no esperó a que amaneciera, sino que a esas horas mandó llamar al mayordomo del convento, un respetable sacerdote, el que, apenas amaneció, dio noticias al obispo de Guadalajara de lo acontecido.
El obispo de la Diócesis mandó llamar a los oficiales del Santo Oficio para enterarlos de lo acaecido. El Tribunal de la Inquisición se trasladó desde ese día a un lugar inmediato al Rincón del Diablo, para sorprender aquellos bichos que a tan judía ceremonia se entregaban.
La ocasión se les presentó allí a poco, porque la siguiente noche observaron los oficiales del Santo Oficio que varios bultos envueltos en luengos y negros mantos y encapuchados se deslizaban, arrastrándose, por el callejón, introduciéndose cautelosamente en el lugar frente al cual había colocada la funeraria misa.
Ellos, con las mismas precauciones, llegaron a la puerta de la casucha que albergaba aquellos malvados, aplicando el ojo por la rendija de la llave, descubrieron que varios caballeros de los principales de la ciudad y algunas mujeres hermosas se entregaban a darle culto al diablo. No pudiéndose contener y a los gritos de “dense al rey”, “¡paso a la Inquisición!”, empujaron la centenaria puerta, que cayó hecha astillas, y desenvainando apresuradamente sus tizonas, se trabó un rudo combate entre los brujos y los inquisitoriales, quedando la victoria de parte de éstos.
El Santo Tribunal descubrió que los tertulianos a aquella macabra fiesta adoraban al diablo en una rica pintura que, adornada con varias joyas, ocupaba el lugar de honor en su largo y artístico salón, todo él adornado con ricos cortinajes de Damasco y que servía para sus orgías, las viandas y licores que había en grandes mesas, que podían compararse con los de la Corte de Nerón o Caracalla.
Llevados a la prisión inquisitorial y juzgados benignamente a los delincuentes, aquí terminó este hecho que alarmó a la religiosa de la ciudad de Guadalajara”. Contaban los viejos que al oír el Rincón del Diablo, se persignaban y decían: “bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar”, siempre evitaban pasar por ese lugar y cuando tenían que pasar por ahí, se acompañaban de alguna “santa reliquia o provistos de una redomita de agua bendita”.
Esta casa fue, a través del tiempo, habitada por particulares, fue sede de la Santa Inquisición durante la Colonia, después ocupada por un modesto expendio de carbón, paletería y desde que se hizo la Plaza Tapatía, en esta finca se encuentra la Secretaría de Turismo del estado de Jalisco

Aqui Otro video de la region centro =D :




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